Este Palacio, a diferencia de lo habitual, nunca ha sido residencia de una persona o familia con título nobiliario. Se trata de un edificio de principio del siglo XX, una curiosa muestra del modernismo madrileño con clara inspiración gótica.
Es una de las pocas obras que queda en pie en Madrid de Mauricio Jalvo Millán, (1867-1932), un arquitecto que desarrollo un estilo imaginativo y personal. Haciendo gala de su particular eclecticismo, el arquitecto planteo una fachada asimétrica, en la que pueden distinguirse dos influencias principales. La sección vienesa parece vislumbrarse en la planta baja, en el mirador lateral, en las pilastras y en el ático, mientras que en los ventanales y en el balcón principal se recurre al neogótico.
Se construyo para ser la sede del periódico El Correo Español y posteriormente se convertirá en 1929 en la sede de las Juventudes Carlistas. Mediante esta iniciativa, los carlistas darían la réplica a las Casas del Pueblo, que el Partido Socialista Obrero Español estaba implantado con bastante éxito en números puntos del país. Según los investigadores Oscar Da Rocha y Ricardo Muñoz, su duplicidad arquitectónica obedecía al deseo de diferenciar los dos usos con los que fue concebido el edificio. La función periodística quedaba representada en una corriente de vanguardia como el modernismo austriaco, mientras que las soluciones neogóticas referenciaban el ideal de casa de los Tradicionalistas.
Por último, cabe reseñar los trabajos de forja que decoran los vanos de la planta inferior y, sobre todo, el balcón principal con sus barandillas y las dos lámparas que flanquean los lados.
Durante el año 2009, dentro del programa del Área de Rehabilitación de Pez-Luna, se firma un convenio por el que desde la Entidad Rehabilitadora se realizan gratis las obras de la fachada, a cambio de que la propiedad del inmueble realice las obras que los técnicos municipales le requieren en el interior del edificio, acogiéndose a las subvenciones que se estipulan para estos casos.
En la actualidad, después de unos años como residencia de estudiantes, y pasar sin pena ni gloria se ha convertido en un pequeño Hotel, tipo Hostal. Esperemos que esta pequeña rareza, pero gran joya arquitectónica haga valer su esplendor y valía que tuvo en el pasado, dentro de un nuevo plan de rehabilitación integral de la zona.
Por desgracia la accesibilidad a este antiguo edificio singular no es apta para personas con movilidad reducida y que necesiten silla de ruedas para desplazase. No se conoce que existan implantadas medidas para facilitar la accesibilidad visual o auditiva.
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Metro con ascensor: Gran Vía L1 Y L5 Tribunal L1 y L10.
Cercanías: Sol
Autobuses: 21, 178, 179, 1, 2, 3, 202, 44, 46, 74, 75, 133, 146, 147, 148, M2.
Aparcamiento: Plaza Santa María Torres Acosta (el Ascensor llega hasta la planta -1)