El Teatro Lara fue construido en 1879 por Cándido Lara, de quien toma el nombre, se inauguró el 3 de septiembre de 1880. Desde entonces permanece abierto, salvo cortas etapas de cierre provisional. Se inauguró reinando Alfonso XII, cuando no había luz eléctrica, ni existía el Metro o la Gran Vía. En este teatro se estrenó “Los intereses creados” en 1907 y “El amor brujo” en 1895. El teatro tuvo compañía fija de gran prestigio, hasta comenzada la década de 1960.
El teatro Lara fue levantado aprovechando los dos espaciosos patios de que disponía la finca y el solar contiguo a la calle San Roque número 10. El proyecto fue del arquitecto Carlos Velasco que diseñó un local con tres vestíbulos “pequeño, proporcionado y de agradable aspecto”, conocido entonces popularmente como la Bombonera de don Cándido.
El local, estaba inspirado según algunos estudiosos en el Palais Royal parisino, “abarcaba dos plantas y la galería de coronación”, dentro, la sala se distribuía en cuatro pisos con “delicada estructura de fundición y barandillas”. El diseño incluía un café en la planta baja que entonces no llego a instalarse.
Sin especializarse en ningún género abarco desde el popular género chico a la comedia burguesa. En el actuaron algunos de los más destacados intérpretes de los siglos XIX y XX.
Entre 1910 y 1930, la empresa supero el inconveniente urbanístico que supuso la dilatada construcción de la Gran Vía madrileña que bloqueó el acceso a la Corredera.
Se aprovecho este impás para hacer obras de reforma en el edificio y en 1916 se hizo desaparecer el querido café donde hacían tertulia Vital Aza, Benavente, Echegaray, Martínez Sierra, Julián Romea y los hermanos Álvarez Quintero.
A punto estuvo de desaparecer el Teatro Lara poco antes de la guerra civil española. Y no fue por la voracidad de un incendio o por la ambición no menos voraz de los especuladores inmobiliarios. La amenaza vino de su propietaria, Milagros Lara, que por desconocido despecho dictó en su testamento que fuera derribado el teatro y fuera construida allí una casa de vecindad “cuyas rentas acrecentarían los ingresos de determinadas “obras pías”.
Siendo en aquellos días Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes republicano el institucionalista Fernando de los Ríos y habiendo recibido numerosas suplicas para que evitase el derribo del Lara, resolvió “modificar la cláusula testamentaria, aplicando los alquileres del teatro a la “obra pía”, que así resulto más beneficiada, pues se ahorraron los gastos de derribo y reconstrucción”.
El Teatro Lara pudo seguir deleitando a su público, durante casi medio siglo más, hasta que fue cerrado en 1985. Tras una nueva remodelación a cargo del constructor Luis Ramírez, su nueva dueña Carmen Toitiño, reabrió sus puertas el 14 de marzo de 1994.
Es el único teatro madrileño que ha estado durante toda su historia en manos de la familia que lo construyó . Actualmente está dirigido por Antonio Fuentes.
Este histórico teatro ya tiene su libro. El cronista de la Villa Antonio Castro Jiménez, su historia la ha recopilado durante los últimos años y la Fundación Lara acaba de publicarlo.
En la actualidad el teatro sigue ofreciendo un programa de obras de teatro variado para públicos diversos, también organizan conciertos de música y otras representaciones escénicas.
En la actualidad, el Teatro cuenta con 2 salas de representaciones: la Sala Cándido Lara, que es la sala principal, y cuenta con más de 460 localidades, donde tienen lugar las mayores representaciones del teatro. Una sala donde también tiene cabida la música, la danza, y todo tipo de expresión artística. Y la Sala Lola Membrives, “la sala pequeña del Lara”. Esta tiene capacidad para unas 120 personas. Un espacio abierto y dinámico donde tienen cabida las representaciones menos convencionales y más innovadoras del teatro.
La entada, para la sala principal, “Cándido Lara”, se realiza por la calle Corredera Baja de San Pablo, la entrada esta casi a nivel del suelo, pegada a la acera que es transitable hasta el teatro, tiene un pequeño escalón que puede ser salvado por una silla de ruedas, cuenta con una rampa para facilitar el acceso que se tiene que solicitar a la empresa si fuese necesario. Solo es accesible el patio de butacas donde hay espacios reservados para personas con movilidad reducida, previo aviso a la empresa o en la taquilla. Hay zonas de descanso con asientos o bancos y el suelo es antideslizante. Hay aseo adaptado para PMR.
La entrada a la Sala Lola Membrives se realiza por la calle San Roque, por las puertas de emergencia del teatro. Está a ras del suelo de la calle y permite el paso a personas con movilidad reducida y usuarias de silla de rueda. Si bien tienen previamente que comunicarlo en taquilla para la apertura de puertas y para la ubicación en la zona sin escalones.
Según informa la empresa, en alguna ocasión, de manera muy puntual, han organizado actividades para personas con discapacidades psíquicas. No hay medidas para facilitar la accesibilidad visual ni auditiva. No hay ninguna persona de la empresa que conozca el lenguaje de signos, No disponen de bucles de inducción magnética.
Metro con ascensor: Sol L1, L2, L3. Sevilla L2.
Autobuses: 46, 150, 5, 002, 15, 20, 53, 52, M1, 51, 9, 001, 1.
Cercanías: Sol-Gran Vía.
Aparcamiento accesible: Plaza Sevilla.