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Tiendas de Discos. Es lo mismo, pero no es lo mismo

Si hay algo que ha caracterizado a los barrios del centro de Madrid ha sido su vinculación con la música, no tanto por ser el origen de muchos de los músicos y grupos que escuchamos a cada instante, pero si por ser el espacio por donde todos de un modo u otro confluyen. Malasaña y calles principales del centro como la Gran Via, Fuencarral, Princesa y “aledaños”, han acogido no solo a “garitos” de música y salas de concierto, también han sido los lugares donde se encontraban la otra “pata” que falta del todo el entramado del universo musical: Las tiendas de Discos e Instrumentos musicales.

Las tiendas de discos está claro que ya no ocupan el valor simbólico y de prestigio que ocupaban en el mundo “Pre-Internet” y “Pre- Amazon”. Antes, las tiendas de discos eran ese lugar sagrado que visitabas ansioso esperando a ver si ya había salido y se había puesto a la venta el disco que habías escuchado en la radio, en una “maqueta” que te habían pasado tus colegas o habías escuchado en alguno de los garitos que frecuentabas. Antes tampoco había redes sociales tal como las conocemos hoy en día, los programas de radio, los bares de música y las tiendas de discos no solo eran el canal de información, también eran los lugares donde poder hablar de música, de discos, de conciertos…y donde te encontrabas a músicos y locutores de radio que eran quienes suministraban la información de la industria discográfica y de los eventos de todo aquello que tenía que ver con la música.

Desaparecidas las grandes tiendas de discos en el centro de Madrid, las dos principales, Discoplay y Madrid Rock en la Gran Vía, que
se dedicaban principalmente a la venta de discos y entradas de conciertos, solo quedan, aparte de otras firmas comerciales como El Corte Inglés, poco especializada y la Fnac con sus distintas sedes, las pequeñas tiendas para seguir cumpliendo esa función de información, de intercambio y encuentro que todavía hoy desempeñan.

La Industria del Disco ha cambiado mucho en los últimos años y los hábitos de escuchar discos y comprar música también, pero para algunos el gusto de tener un disco entre las manos ya sea en formato digital, en un CD o en vinilo, ver los créditos, las portadas, hasta su olor y experimentar ese “gustirrinin” y nerviosismo que te producía frotar un disco de vinilo en las piernas para ”desvirgarle” y sacarlo de su ”funda” es algo único e incomparable por muchos miles de discos que tengamos hoy almacenados en nuestro disco duro, esa experiencia podría recordarnos, aunque es otro contexto, a la diferencia que hay entre ver un cuadro de forma física, presencial a verlo en la pantalla de tu ordenador o de tu televisor, reconociendo las ventajas y comodidades que el streming o internet tienen para conocer, escuchar y coleccionar música.

 

“Es lo mismo, pero no es lo mismo”.

“Larga vida para las tiendas de discos”.

 

 

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